Experimentar con las plantas es algo muy importante para estimular los sentidos en los niños, porque ellos hacen sus propios descubrimientos y aprendan a entender cómo funciona el mundo a partir de sus vivencias personales, en directo. Se despiertan sus ganas de aprender y de explorar, se activa su imaginación mediante la experimentación y el juego, se fomenta además su autonomía, creatividad, empatía y habilidades motoras. Además, conocer la naturaleza les va a hacer sentir interés por preservar el medioambiente.
Plantar semillas provoca en los niños sensaciones que sirven para construir el conocimiento, porque lo que aprendemos vinculado a emociones se graba más fácilmente en nuestra memoria y es más difícil de olvidar.
Además, estamos despertando la curiosidad, que es la clave para que el niño ponga atención, y aprenda, porque realmente se aprende cuando existe motivación. La naturaleza ofrece una experiencia sensorial completa: se puede tocar, oler, ver, oír, probar… Y siempre será más fácil y atractivo aprender estando en contacto directo con la naturaleza, que mirar los libros, o en un computador.

